miércoles, 29 de julio de 2009

Multas, drogas, y días perros (lazarillos).

Llevo bastantes días sin pasarme por aquí, pero supongo que todo sigue tranquilo por el ciberespacio. En el espacio material he estado algo liado, ocupandome de tratar una fisura en una costilla que tardó una semana en diagnosticarse, y realizar alegaciones a una multa que incluso ha salido en los periodicos de tirada autonómica. Adoro los servicios públicos y su eficiencia, es comparable a la de una avestruz resolviendo ecuaciones diferenciales. C´est la vie, mon amie.

Ya llevo más de tres semanas lesionado y creo que mi costilla esta bien, pero el que haya dejado de tomar drogas para el dolor no quiere decir que no me joda realizar ciertos movimientos, asi que ante la falta de ejercicio y el aumento de planes de bar, me siento algo más redondeado.

Sigo mezclado entre la gente, y excepto un par de comentaristas nadie sabe quien soy. Ando entre vosotros, puedo ser el que te sirve la comida, el que entrega tu correspondencia, el que fabrica tu coche... veo como os dejais llevar por el "ego" ("jajaja, ¿que es eso?" -dijo el chimpance sonriente-), el ego es como un perro que camina a tu lado atado por la correa, y para la inmensa mayoría, este va delante vuestra, tirando de vosotros, como el perro lazarillo de un invidente.

miércoles, 15 de julio de 2009

Redentor



Tyler se ponía a mi lado, apoyaba el pecho contra mi espalda, y me susurraba al oído mientras yo atendía al teléfono con el oído libre y el inspector me preguntaba si conocía a alguien que supiera fabricar dinamita casera.
—El desastre es una parte natural de mi evolución hacia la tragedia y la disolución — susurraba Tyler.
Le dije al inspector que fue la nevera la que voló el apartamento por los aires.
—Estoy rompiendo las ataduras a la fuerza física y las posesiones terrenas —susurraba Tyler—, ya que sólo mediante la autodestrucción llegaré a descubrir el poder superior del espíritu.
La dinamita, dijo el inspector, tenía impurezas; residuos de oxalato de amoníaco y percloruro potásico, que hacían suponer que la bomba era casera; y el cerrojo de seguridad de la puerta de entrada estaba destrozado.
Le dije que aquella noche estaba en Washington D.C.
El inspector del teléfono me explicó que alguien había rociado el cerrojo de seguridad con un bote de freón y que luego lo había golpeado con un cincel frío para romper el cilindro. Así es como roban bicicletas los delincuentes.
—El redentor que destruya mis propiedades —dice Tyler— está luchando por salvar mi espíritu. El maestro que logre apartar las posesiones de mi camino me liberará.
El inspector dijo que, quienquiera que hubiese puesto la dinamita casera, podía haber abierto el gas y apagado las llamas piloto del horno días antes de que se produjera la explosión. El gas fue sólo el detonante. Tuvieron que pasar días antes de que el gas llenara el apartamento y alcanzase el compresor situado en la base de la nevera y el motor eléctrico del compresor provocara la explosión.
—Dile que sí —susurra Tyler—, que lo hiciste tú. Que tú volaste la casa. Es lo que quiere oír.




El mundo no necesita otro ermitaño, necesito estar oculto entre las multitudes, ser la sombra subliminal de los escaparates, aquello que no te cuadra en la publicidad. Pero me lamento porque todavía no ha llegado el momento de liberarme, y a veces no puedo esperar.

jueves, 9 de julio de 2009

Honduras

Anotaciones sobre el combate civil en entorno urbano

1.- Todo blindaje, tiene un punto debil


2.- No se ha construido muro que no pueda ser derribado.


3.- Ellos tienen miedo, tu no tienes nada que perder.


4.- Ninguna formación sobrevive al combate cuerpo a cuerpo.


5.- Corta la cadena de motivación ideológica del represor, y se preguntarán que es lo que defienden. Aviva sus dudas.


6.- En la guerrilla urbana, no hay cuartel. Ellos lo tienen asumido, tu solo recuérdalo.



"Si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de un millar de batallas"
-El Arte de la Guerra, Sun Tzu-

miércoles, 1 de julio de 2009

Hábitat

Todo cambia. Nuestro hábitat ya no son los bosques ni las montañas, aunque de vez en cuando nos guste visitar estos lugares para respirar su tranquilidad. Curioso, ¿no? Donde antaño luchábamos por la supervivencia de nuestra especie es ahora donde nos refugiamos. Porque hemos creado un hábitat más hostil.

El tráfico es peligroso. Aunque inventemos medios de transporte más veloces, cada vez tendremos más prisa. La competencia es feroz. El intercambio de recursos es frenético, pero no dudamos en arrebatárnoslo incluso entre nuestra especie con tal de sobrevivir, bien sea arrebatando un contrato mercantil o un atraco a la vuelta de la esquina. Tenemos miedo.



Tenemos miedo a depredadores más fuertes, miedo a que devoren nuestras empresas, nuestras familias. No hay nada más ajeno que el prójimo. Desconfiamos unos de otros, porque somos unos y otros los que nos hacemos daño. Desarrollamos unas normas de educación y cortesía solamente para no vernos como pura hostilidad. Somos tantos, tan interconectados, tan irresponsables e irrespetuosos que convertimos nuestro hábitat en un ambiente hostil. Y eso nos asusta mucho.

Mi sueño es destruir este hábitat artificial. Hundir los pilares de la civilización. Desenmascarar la democracia como el instrumento que es. Crear la duda en los corazones de las masas. Parar la destrucción de nuestro hábitat primitivo.

El método más sencillo es arrasar tres cuartas partes de la población humana, pero el reto esta en conseguirlo sin destruir lo que deseas salvar.


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