miércoles, 1 de julio de 2009

Hábitat

Todo cambia. Nuestro hábitat ya no son los bosques ni las montañas, aunque de vez en cuando nos guste visitar estos lugares para respirar su tranquilidad. Curioso, ¿no? Donde antaño luchábamos por la supervivencia de nuestra especie es ahora donde nos refugiamos. Porque hemos creado un hábitat más hostil.

El tráfico es peligroso. Aunque inventemos medios de transporte más veloces, cada vez tendremos más prisa. La competencia es feroz. El intercambio de recursos es frenético, pero no dudamos en arrebatárnoslo incluso entre nuestra especie con tal de sobrevivir, bien sea arrebatando un contrato mercantil o un atraco a la vuelta de la esquina. Tenemos miedo.



Tenemos miedo a depredadores más fuertes, miedo a que devoren nuestras empresas, nuestras familias. No hay nada más ajeno que el prójimo. Desconfiamos unos de otros, porque somos unos y otros los que nos hacemos daño. Desarrollamos unas normas de educación y cortesía solamente para no vernos como pura hostilidad. Somos tantos, tan interconectados, tan irresponsables e irrespetuosos que convertimos nuestro hábitat en un ambiente hostil. Y eso nos asusta mucho.

Mi sueño es destruir este hábitat artificial. Hundir los pilares de la civilización. Desenmascarar la democracia como el instrumento que es. Crear la duda en los corazones de las masas. Parar la destrucción de nuestro hábitat primitivo.

El método más sencillo es arrasar tres cuartas partes de la población humana, pero el reto esta en conseguirlo sin destruir lo que deseas salvar.


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