lunes, 7 de septiembre de 2009

Los reflejos no duermen.


Soy ese reflejo que se rie de tí, el alter ego evolucionado de tu sensación de vacío. Aparezco subliminalmente en los anuncios, siendo esa chispa casi imperceptible que recorre tus neuronas, el impulso reprimido que desea arrancar la televisión y empotrarla contra la pared por todo lo que te insulta, te degrada, te esclaviza. La publicidad te provoca y a su vez te niega la felicidad, porque se presenta como un camino con luces parpadeantes hacía un bien mayor, pero es un cíclo que no lleva a ninguna parte. El ciclo te desgasta para ser dócil y entregado a un sistema de control, donde el mayor temor de los líderes es que escapes a su sociedad "perfecta". Temor a que dejes de ser una variable predecible en su sistema de precisión.

Si existe el libre albedrío, ¿porque podemos predecir la economía y la sociedad?

Despierta. Déjame ser algo más que un reflejo, un alter ego, una chispa. Déjame salir.


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